13/4/08

Los populares bingos son incapaces de atraer clientes jóvenes y se les van acabando los de toda la vida

Noticia publicada en "La Voz de Galicia" . Fecha de publicación: 5/4/2008
El bingo, sin duda el juego de azar más popular de la democracia, tampoco se salva de la crisis, tanto en Galicia como a nivel nacional. El número de salas ha ido decreciendo paulatinamente desde el año 1992.
Las 18 que siguen funcionando en Galicia, según el informe de Interior, han vendido en el año 2006 cartones por valor de 78,5 millones de euros, con una caída del 41,7% sobre los del año anterior.
Según el presidente de la Asociación de Bingos de Galicia (Abiga), se trata de un dato erróneo. Precisó que las ventas de cartones de ese año fueron de 131,3 millones, solo un 2,5% menos que el año anterior.
Para José Antonio Iglesias, presidente de Abiga, esta corrección no le resta gravedad a la crisis del subsector, ya que la caída en la venta de cartones en Galicia a lo largo del último decenio ronda el 30%.
¿Por qué los populares bingos ya no satisfacen las ilusiones de fortuna de la clase media gallega como en otros tiempos?
A juicio de este representante empresarial, el problema radica en que el producto no resulta atractivo y no atrae a nuevos jugadores. El perfil del cliente que acude a este tipo de establecimientos se corresponde con el de personas de mediana edad o mayores que, a medida que van desapareciendo por razones biológicas, no son sustituidas por clientes jóvenes.
¿Por qué esta falta de adecuación de los bingos a los nuevos tiempos? José Antonio Iglesias apunta en primer lugar a la doble fiscalidad que padece este juego, ya que se grava la compra del cartón y también los beneficios de la sala. «Esa doble fiscalidad encarece el juego y es una losa que pesa sobre el producto», explica. A esto se añade una reglamentación del juego excesivamente restrictiva que, a juicio de este representante de la patronal, les impide ofrecer a los clientes un producto diferenciado en función de la demanda.
«Falta gancho»
El testimonio de un antiguo cliente habitual del bingo en A Coruña corrobora en buena medida los argumentos del representante de los empresarios. Apunta que la desaparición de los bingos acumulativos en los que se podían llegar a conseguir premios de hasta 30 millones de las antiguas pesetas -algo más de 180.000 euros- le ha restado mucho gancho a este juego.
Por otra parte, esa rigidez reglamentarista también hace que los bingos de hoy se parezcan mucho a los de hace 20 años. La principal novedad que se puede encontrar alguien que lleve muchos tiempo sin entrar en uno es la incorporación de los ordenadores. Antes, para alguien que no fuese un superexperto, jugar con varios cartones al mismo tiempo resultaba una tarea complicada, por no decir imposible. Ahora, cuando se juega una serie completa -seis cartones- o más, se pueden introducir los números de las series en un terminal de ordenador y el control de las líneas y de los bingos resulta mucho más llevadero.
Con estas ligeras innovaciones el perfil del jugador se mantiene estable: clientes/as habituales que juegan entre media hora y una hora al día un promedio de 50 euros.
Las horas punta se sitúan entre las seis de la tarde y las nueve y media de la noche durante la semana, siempre que no haya fútbol televisado. Los fines de semana aparecen más clientes esporádicos
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¿Para reir ou para chorar? ¿Quen quitou o bingo acumulativo? ¿Que parte de culpa teñen os empresarios nesta situación? ¿A quen lle interesa pechar salas? Si as contas non fallan, esto supón un millón de euros de beneficio medio por sala ¡¡ só de bingo ¡¡ ¿ Si lle engadimos as tragaperras a canto ascende o beneficio ?

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